viernes, 16 de noviembre de 2012

Se nos fue...

Parece que los finales me traen de vuelta una y otra vez a este espacio que habita sin tiempo, en el aire. Se fue la grande y con ella si que vamos quedando pocos. Se fue la grande siendo joven, se fue la fuerte la del cabello corto la generosa, la que de entregas supo desde niña y entregada a la vida se nos fue la grande. Hay tanto que decir de ella, hay tanto dolor callado dentro, hay tanta ausencia y tanta luz con su partida, tanta verdad flotando en el aire que entra y sale, que nos recuerda que estamos vivos y que ella, la grande, se nos fue. 

Se fue, se fue la grande y parece que las palabras aun me quedan cortas, quizá no estoy lista para decir, quizá es prematuro dibujar con letras su adiós, pero ella era pronta, no dejaba para mañana nada, no descuidaba nada ni permitía que el tiempo la tomara desprevenida, no posponía: afrontaba y resolvía, corría, corría a hacer, corría a enseñar, corría a dar, corría a cuidar, corría a salvar igual un parque que un sueño o una vida, una empresa o una emergencia. A veces pienso que hubiera querido para ella un día en paz, sin movimiento, abandonada a los placeres de la nada, al aburrimiento, a simplemente mirar pasar la vida y con ella las horas y con ellas la luz del amanecer a la salida de la luna, pero eso sería desearle a ella algo diferente de lo que era ella misma. Apreciaba el mar y hasta allá corrió a construir su casa, amaba los amaneceres y las lunas de octubre y entre unos y otras: corría como exprimiéndole cada minuto al día, como exprimiéndole cada instante a la vida.

Ella, la grande, amaba intensamente y fue quizá esa intensidad la que la impulsó a correr de un continente a otro, y luego al mar, al inmenso mar caribe de azules miles, tantos como sus mundos. Porque la grande no era de un lugar, de un tiempo, ella tenía un sin fin de mundos que extrañamente sólo se cruzaban por su presencia, una presencua tan inmensa que daba para que todos nos sintiéramos parte, para que todos creyéramos y fuéramos "su" mundo, pero ella, la grande, no era de un solo mundo, ella fue desde siempre universal y tuvo que correr, una vez más, a fundirse con ese universo que fue siempre su lugar. La grande esta ya en casa, toca amarla como nos amo y soltar, ser generosos y retribuir lo que dio a manos llenas, toca dar gracias por la fortuna de tenerla en su rápido paso por esta tierra y este tiempo, toca ser valientes y agradecer que una nueva estrella nos abraza por las noches y nos iluminará siempre.

(1947-2012) 

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