domingo, 26 de agosto de 2007

MOMENTOS "AJÁ"

Estoy convencida de que el Fútbol siempre me enseña, no sólo mirando y siguiendo con pasión a un equipo, no sólo acudiendo al estadio cada 15 días y viviendo todo lo que en medio de las multitudes se aprende: porque ahí no hay marcas, profesiones, sexos, géneros o partidos políticos, ahí hay gente, gente que comparte y se expresa, gente que pierde los estribos y se abraza...gente, miles de gentes que por instantes se vuelven una en un grito; sino también leyendo acerca de él y de las historias que algo tan aparentemente simple como es perseguir una pelota y tratar de meterla en una portería puede generar, J. Villoro en "Dios es redondo" me regaló algunas muestras de esto, que hoy quiero compartir:

  • "Antes de salir del campo conviene recordar a los jugadores de sombra, los que se quedaron en el camino, con los huesos o los nervios rotos, aquejados por las variadas circunstancias con que los días preparan su asedio. Ellos, nunca vistos, fueron tan necesarios como las líneas blancas que separan las letras en los libros" (p.221).
  • "El fútbol tiene que ver con lo que Italo Calvino llama identidades leves, se trata de una excusa que nos da una sensación de pertenencia" (p.205).
  • "Cada futbolista saca al barrio hacía afuera cuando le toca jugar" (p.206).

Pero no sólo del Fútbol aprendo, también aprendo de la psicoterapia y de aquellos que son maestros en ese oficio:

  • "Disfruto esto: apoyada y fortalecida: el apoyo no te quita la fuerza, te fortalece"
  • "Ambos somos importantes, estando juntos"
  • "Es hermoso que me puedas ver mirándote"
  • "EL ARTE ES UNA HERIDA QUE TERMINA EN LUZ"...y la palabra de alguien que mira con cuidado, medicina.

Gracias Maestro, gracias Guy Pierre Tur por enseñarme siempre, aún cuando no te lo propones.

  • APRENDÍ que cuando un cuerpo dolorido por años, por siempre, despierta a la vida porque el dolor empieza a despedirse, la intensidad del resto de los sentires despierta también y con ello como un volcán la vida entera explota... y a ratos, quema.

  • APRENDÍ que hay miradas que atrapan, que seducen, que fascinan; muchas de ellas abrazan por la profundidad del alma que guardan, pero otras engañan. Lo nuevo es que la única forma de distinguirlas es: entrar, sentirlas, correr el riesgo...eso es la vida, y aunque a ratos duela o me haga sentir marciana, elijo vivirla.

  • A veces me siento tan marciana, tan fantasma, tan sombra...y es que a veces me abruma el ruido de esos que hacen tanto (incluso aspavientos) y entonces me voy sintiendo tan mareada que me sumo en la pared hasta alcanzar la sensación de no estar por que simplemente ya no puedo o ya no quiero estar más; me hago chiquita hasta sentir que he logrado esfumarme junto al viento o escaparme entre las voces que no paran de sonar y sonar alto...y es que a veces ocurre que el ruido me aturde, me confunde, me satura, entonces tomo aire y lleno mi vientre como un globo, lo lleno tanto que me parece que me voy poniendo morada y cuando estoy a punto de estallar, un suspiro, una mirada, una caricia discreta, un silencio que abraza y habla claro y hondo, me salva.

sábado, 25 de agosto de 2007

Mis heridas más profundas pueden sanar
cuando simplemente me dejo abrazar por la mirada
e incluso por la herida,
de alguien más que mira.

sobre la magía de la RESILIENCIA





"Su nombre es Tim Guénard y este libro es el relato de su vida. Ha necesitado años de silencio y de amor para poder decirlo casi todo. Ha vivido lo que cuenta en estas páginas. Este libro no es pues una novela, sino el vigoroso testimonio -crudo, estremecedor- de una vida herida por un destino terrible. Tim fue un niño con el corazón y el rostro destrozados. Un patito feo. A los tres años, su madre le ata a un poste de electricidad y lo abandona en medio del bosque. A los cinco, su padre le propina una brutal paliza que lo desfigura. Atendido en el hospital en el que ha ingresado para iniciar una larga reeducación, apenas sabe hablar. A los siete años, entra en un orfanato, sufre el maltrato institucional, el desprecio, el aislamiento afectivo y acaba en "la casa de los locos". En el reformatorio, aprende a pelearse. En un mundo gobernado por la humillación, su violencia se convertirá en su único orgullo; la venganza, en su única dignidad. Sólo el odio le mantiene en pie (...) El encuentro con algunas personas con las que establece un fuerte vínculo afectivo, la sensibilidad artística y una innata capacidad de superación, el amor y el perdón, detendran la rueda de este viaje en caída libre hacía la nada. Hoy Tim Guénard es un hombre feliz, un resiliente, un espléndido y hermoso cisne: el hombre es libre de alterar por completo su destino para lo mejor o para lo peor. Yo, hijo de alcohólico, niño abandonado, he hecho errar el golpe de la fatalidad. He hecho mentir a la genética. Ése es mi orgullo" (contraportada de Más fuerte que el odio de Tim Guénard)


"Tim debería de ser un ser destrozado, ya que su infancia fue terrorífica. Sin embargo hoy en día es un ser lleno de amor, educador de niños abandonados y autor de libros tan iluminadores como éste. El misterio de esta metamorfosis se llama resiliencia (...)" Boris Cyrulnik.




Encuentro en el espejo...


Te miro,
Descubro en ti la belleza de tus formas todas,
me transformo en espejo para que con mis ojos, en contraste, completes tu miarda...
Pongo mi voz para que escuchándola, descubras el sonido de la tuya
y te sorprendas, como me dejo sorprender yo por tu presencia.
A ratos uso mis ojos, mi respiración, mis tonos, mi fuerza y todos esos mis lugares de inmensa debilidad. Mi dolor, mis heridas y hasta mis vergüenzas para sostenerte.
Siempre SIN detenerte...
Pero ¿sabes?, para seguir ahí, contigo, andando y dibujando el camino juntos, necesito también aprender a mirarme,
reconocer quizá mis propias formas,
descubrir el sonido de mi voz y sorprenderme...
pero en eso, el espejo insiste en devolverme aún una mirada icompleta.

Marciana.