martes, 30 de octubre de 2007

Algo sobre la "locura"

  • (recordando viejos tiempos) Para Lacan, la psicosis nos pide repensar el pensamiento, más allá del muro que separa la razón y la locura, la locura nos concierne a todos.
  • La verdad del "psicótico" introduce el sin sentido, hay en el delirio una certeza, una convicción que enuncia la verdad. Del loco lo que se teme son sus palabras, porque son palabras que nos hablan, que nos llegan que nos confrontan. "El psicótico localiza la catástrofe que otros no ven frente a la ruptura de lazos sociales. La verdadera locura está en que casi nunca hay un otro que responda"...¿o no? (Ver "Los dominios del miedo" de Isabel Jáidar Matalobos, UAM).
  • "Borderline conditions se le llama en inglés a está condición humana que la sabiduría del lugar común ha estado intentando caracterizar tan sólo con el balazo de una expresión: la vida en la cuerda floja, la salud mental al filo de la navaja, la solución intermedia que, ante la indecisión, opta por la tierra de nadie: el loco se inventa un mundo y un personaje (él mismo) para lograr sobrevivir" y creo que nos toca preguntarnos sobrevivir a quien a qué...la única respuesta que encuentro es al mundo, y ese mundo somos todos.
  • La locura duele, la locura habla, la locura enuncia, evidencía, confronta. La locura libera, si, pero también desgarra. La locura pone a la luz nuestra incapacidad para comunicarnos, para tomar el tiempo de mirarnos y encontrarnos. Nuestra incapacidad para cuidarnos y abrazarnos, para hacernos cargo. La locura es un llamado de atención, un grito, una súplica... el síntoma es un reclamo, un llamado a la relación.
  • Si, coincido y me uno a cada una de sus voces: la locura nos permite hacer y transmitir emociones, sentimientos, ideas y sueños locos, mundos nuevos que a veces parecen no posibles; la locura nos permite creer y crear, atrevernos...hacer locuras, si, ella nos permite nombrar lo que no tiene otra forma de ser nombrado, mirar lo que de otro modo sería invisible, oír lo que nos cuesta oír; la locura es un ajuste creativo que nos ha regalado uno y miles de genios, de grandes maestros, de grandes personas, de héroes y sobrevivientes. La locura no es el problema, el problema es no escuchar su grito, el problema es no ver el otro lado: la desgarradora experiencia de no ser comprendido, de no ser mirado, de causar miedo, de buscar ser acallado (como se acalla el delirio), de que nadie o muy pocos hagan el esfuerzo de aprender otro idioma, de ser obligado a negarse para sobrevivir, el problema somos los otros cuando estamos tan cuerdos que nos volvemos sordos, cuando creemos que la nuestra es la buena manera, la única manera de vivir, cuando pensamos que la razón tiene nuestra forma, cuando intoleramos la diferencia, cuando encerramos, ocultamos y detenemos el grito que no nos gusta, que nos incomoda. La locura es un llamado a la relación, la invitación es responder a ese llamado.

jueves, 18 de octubre de 2007

DE LA LUZ Y LA SOMBRA


A veces ocurre que la luz quema, nubla la mirada, nos hace parpadear y en un parpadeo uno puede caer, atropellar, o perder un instante, EL instante. A veces ocurre que la sombra borra, debilita y marchita la piel. La luz es bella porque abraza y alimenta, la sombra protege y cobija... pero en ambas quedamos siempre expuestos al destierro. El arte está entonces en hallar el punto medio, encontrar el sitio justo o saber moverse a tiempo de uno a otro extremo.

viernes, 12 de octubre de 2007

SOBRE EL SILENCIO


Es paradójico pero mucho se dice del silencio, se dice por ejemplo que existe un silencio que es presignificativo: una palabra pronunciada es un edificio sonoro levantado sobre el suelo del silencio. El silencio aquí es como el humus en el que germinan y cobran sentido las palabras pronunciadas. Un silencio que es significativo: aquel con el que se quiere expresar algo. Un silencio transignificativo: sólo callando puede entenderse lo que se ha dicho o lo que se ha oído. Y quizá uniendo los tres hay uno más de comunión interpersonal...pero existe también el silencio del no saber decir, del no querer decir o el de no poder decir porque las palabras se han hecho chiquitas, cortas, pocas, y entonces sólo queda la mirada para decir y decirlo todo.

jueves, 4 de octubre de 2007

De Terapeutas...



Detrás de todo terapeuta que acompaña y mira, que pone su saber y su sentir al servicio de un otro que pide ayuda, hay también una persona herida, un resiliente. Y es quizá está cruda verdad la que le permite con tanta amorosidad y compromiso, dedicar su vida a abrazar el dolor de otros.
Pero no es sólo la herida lo que prepara al terapeuta, es también el hecho de que esa herida fue sanada, descubierta, limpiada, abrazada por otro, es este ciclo, herido/sanado, es este proceso continuo (como dice D. Guy) este proceso que nunca termina porque es la vida, el que lo hace terapeuta.