sábado, 30 de octubre de 2010

sábado, 3 de julio de 2010

Tiempos de retiro...

Hay que aprender a hablar, aprender a decir en pocas líneas y pocas letras. Son estos tiempos, tiempos de palabras cortas,  de imágenes que vuelan, de formas nuevas y rápidas, inmediatas; son tiempos estos de frases cortas, de miradas rápidas y de encuentros que duran nada. Hay que aprender a decir rápido y corto, a andar con maquinitas de mano diciendo pronto. Son estos tiempos, tiempos de despedida entonces, tiempos míos para decir adiós y retirarme: y es que no soy ni de pocas líneas ni de pocas letras, no sé de palabras cortas ni de imágenes que vuelan, mucho menos de maquinitas y decires prontos o inmediatos. Soy de esos que se toman tiempo, su tiempo, el tiempo para decir incluso nada. Lo mío, lo mío son los rollos; lo mío, lo mío es la correspondencia (si, de esa que viene y va y se toma su tiempo en este va y ven) Lo mío, lo mío es el encuentro lento, el que toma tiempo; lo mío, lo mío son otros tiempos y en otro tiempo. Toca entonces decir adiós y asumir los tiempos o la renuncia a esos que no son mis tiempos.

Gracias siempre y hasta luego.


 

martes, 20 de abril de 2010

lunes, 19 de abril de 2010

NORMAN... "El Jefe"

A ti, 
el Norman, su Norman, mi Norman...
A ti presencia sutil, constante,
a ti...
Amor, amistad...
A ti, en esta inmensa ausencia...
A ti...su perro, mi perro...
A ti, a quien vamos a extrañar tanto...tanto.
A ti que nos dejaste tan llenos de ti, tan faltos de ti....
A ti mi Norman.
(2000-2010)


jueves, 1 de abril de 2010

Tiempo que se perdió, que se me perdió.


He olvidado los cumpleaños de las amigas,
los momentos y las fechas importantes,
las palabras justas,
los lentos tiempos de las letras,
del sabor y del sentido.
He olvidado que en la vida hay que hacer espacio, 
robar momentos para estar dentro, 
para salir afuera.
He olvidado que la vida, para ser vida, tiene simplemente que vivirse...
encontrar tiempo para sentirse.

No sé bien qué pasó, no sé qué me pasó...

(Cristina)
Quizá sea que mi abuela finalmente murió, 
y que con ella y con su lenta despedida nos adormilamos todos un poco.
Quizá sea que al final nos desgastamos sin siquiera darnos cuenta de cuánto y cuan hondo nos tocaba su despedida, cuan huérfana se nos quedaba la familia, qué perdidas teníamos las almas.

(Kat)
Quizá sea que hace seis años llegó un niña, una de esas a las que les brilla el ojo de purita inocencia, de verdad. Había que cuidarla (nos tocaba) y no supimos, no pudimos. Quizá sea que se nos fue una mujer grande, una que, a diferencia de nosotros, sabe de cuidado, que nos cuida y se cuida (ojalá la vida nos diera más como ella, mas mujeres-niñas...el mundo sería otro. El mundo podría empezar a ser...mundo). Pero lo cierto es que se nos fue, que no supimos, no pudimos y se nos fue.

Quizá es simplemente que este ha sido tiempo de lágrimas secas,
mudas y que no hubo espacio para mucho más que para decir adiós y morirnos un poco.

Tal vez fue que el doloroso darme cuenta (entre risas, público y ridículo)
de mis absurdos intentos por estar, por hacer, por esforzarme en dar de más no son más que eso: absurdos intentos; me dejo más dolida de lo que jamas pensé.

Quizá es sólo que los días, los años y los meses pasan,
que los años vuelan, que la vida pasa y yo no termino de encontrarme,
de saber mi forma, de encontrar sentidos.

Quizá es el año del tigre y su energía tan extraña, tan ajena y tan violenta.
Las noches largas, las mañanas frías, 
las ingratas miradas o tanta mentira.
Quizá es esta desilusión que no se acaba.

No sé, no lo sé.
Lo cierto es que perdí los cumpleaños de las amigas,
las fechas y los momentos importantes,
las palabras justas y ciertas,
mi forma y mi nombre...
quizá es que la violencia me calló encima y yo no sé en dónde esconderme. 

Quizá...

domingo, 3 de enero de 2010

2010

Me ha costado empezar a escribir de nuevo. 
Necesite semanas, días enteros de silencio, de retiro, de aislamiento y pensamientos; días de reflexión, de decisiones. 
Se fue un año cansado, uno de encuentros y desencuentros, uno de realidades, de enfermedad, de accidentes, de hospitales y familia; uno de decepción y desilusiones. Uno de cimientos firmes también, de amor y bienvenidas (Sharon y Alejandro llegaron a darle un toque de luz a este año pesado). 
Sí, se fue un año lleno hasta el tope de realidad, de despedidas y compromisos, de caminos nuevos, de conflictos y renuncias, de almas muertas y almas nuevas, de miedo, de rabia, de valor y verdades que brincan, que matan, un año de sorpresas. Se fue el 2009, un año de realidad, demasiada realidad a cuestas, de vida ruidosa, cruda, intensa. Se fue y me dejó cansada, quizá por ello necesite semanas, días enteros de silencio.
Es un año nuevo y le tengo fe, lo tengo cargado de esperanzas y de propósitos. Creo que me tocó crecer en el 2009 y quizá este sea tiempo de cosechar, de levantar con las manos cansadas y vividas lo sembrado. Con los ojos arrugados lo mirado. Es un año nuevo y le tengo fe. Que venga pues la vida, estoy lista para tomarla y andarla.
Feliz año a los amados, a los conocidos y desconocidos, al mundo que acompaña los caminos y dibuja los mañanas. Feliz año y bienvenida sea la vida.