viernes, 13 de abril de 2012

Y resulta que "no estaba ahí"...

Uno imagina que dar un paso en lugar conocido es seguro, uno sabe ya de formas y baches, de ritmos y texturas, entonces uno anda casi a ciegas, como mirando pero sin mirar nada, y es que uno está seguro porque por alguna extraña razón tiene fe en qué el piso como siempre estará ahí, listo para recibir a un pie y al otro. Entonces, a veces pasa, que el piso se nos mueve, se ha fracturado o le ha brotado de la nada y sin que nos demos cuenta, un agujero nuevo y de golpe estamos en el piso: caídos, humillados, avergonzados y adoloridos. Resulta entonces que uno no conocía tan bien el dichoso lugar seguro o que quizá ha pecado de confiado o de miope y en medio de eso se le ha escapado un movimiento. Ocurre entonces que uno no tolera ni que le den una mano o le echen un lazo. Recibir ayuda cuando uno está caído es necesario pero insoportable.

jueves, 12 de abril de 2012

Se nos murieron los viejos

Dos años han pasado, dos años secuestrada por el silencio. Los perpetradores fueron quizá el tiempo, la noche o la nada. La indiferencia o la prisa, el agotamiento. No lo sé pero han pasado dos años y dos muertos. Son ellos los que me traen de vuelta.
Se fueron los viejos y toca despedirlos, permitir que el viento y los días, el olvido y la muerte hagan lo suyo. La familia quedo huérfana y como huérfana tiene que empezar a buscar y andar su propio camino, dibujar su historia. No más comidas por obligación o navidades tensas, no más desafortunados encuentros o desencuentros. No más reclamos mudos y discretos, agresiones pasivas o escandalosas y ofensivas...pero también, no más tribu. Se nos murió el clan con Juventino y Cristina, lo que sigue es decisión y no imposición, y quizá por ello asusta tanto. Toca elegir, toca aceptar y asumir la destrucción o construir. Eso es lo que pasa cuando los viejos se van y la familia queda huérfana.
Sé que no estaremos todos juntos, nunca más, o que si elegimos estarlo es que de verdad estamos todos locos, que somos una familia loca. Toca decidir con quien si, con quién no y hacer el esfuerzo de tejer historia, historia nueva o dejar que ella quede lejos, muy lejos, apenas como un manchón en la mejilla o una sangre parecida. Adiós pues viejos, adiós tribu, adiós y gracias por traerme de vuelta las letras.