jueves, 19 de junio de 2008

jueves, 12 de junio de 2008

ROSA LEON. Palabras para Julia.

Toca despedirnos...

Al otro lado del diván...

Si…
la primera vez siempre es difícil,
el miedo frente a la posibilidad de ser descubierta
siempre es más grande la primera vez.
Y la posibilidad de que un movimiento, un sonido o una lágrima de esas que se deslizan sorpresivamente por el rostro manche mi maquillaje y me delante, asusta.

¿Ponerle voz a un secreto? Si, sin duda cuesta; vaya que cuesta y vaya que se de secretos y silencio, cada uno de mis contratos lo estipula: “confidencialidad, todo lo dicho aquí quedará guardado en estricta confidencialidad”. A veces parece condena: condenada a mirar y guardar secretos, y a ratos, silencio…como ahora mientras te observo por primera vez.

Ah si, la calle…en eso también puedo entenderte.
Yo camino lento, con cuidado,
no me gusta que se note, no quiero que lo vean…
¡hey!, doctora, eso es allá ¿cómo esta presente aquí el relato de allá?: anda,
vuelva a aquí doctora, haga bien su trabajo.
Haber, lo voy a formular de nuevo: imagino que si lo notas te va a dar tristeza,
imagino que si te das cuenta te voy a parecer un monstruo
y entonces quizá, no me des la oportunidad de acompañarte.

Si, lo que está aquí es que tenemos miedo a ser descubiertos, a que nos miren tal cual somos; lo cierto es que tenemos miedo de mirarnos y desnudarnos. Somos dos con miedo empezando a encontrarse por primera vez.

¿Dices que te cubres con un abrigo? yo lo hago con mi paso lento, con las botas y los tacones, tengo la loca idea de que así la gente cree que camino lento por los tacones, pero no, como tú yo tengo un secreto, y como tú, creo que los otros no se dan cuenta. Entonces somos dos mirándonos a penas, con miedo, de reojo…
¿lo digo?¿servirá decirlo?¿estarás listo para mirarme? ¿estaré lista yo para mirar cómo me miras, para correr el riesgo? ¿estaremos listos para estar juntos, realmente juntos?...espera, espera un poco, es prematuro. Entonces callo…¡puff!…si mi supervisor viera mi tiento,
si descubriera cuanto alargo mi silencio…
y es que como tú tengo miedo,
como tú prefiero guardarme detrás del silencio,
sobre todo cuando el riesgo es que se vea, y entonces quizá, que no vuelvas. Ya, ya tengo la frase, quizá esto ayude…

“Parece que somos dos mirándonos a penas, con miedo y deseo, de reojo pero empezando ya a mirarnos”

(silencio)

No, no lo has dicho todo, no aún.
Pero también es cierto que ya lo vi, lo veo y me emociona: hay libertad en ello, hay posibilidad.
Pero tengo que callar ¿sabes?, no puedo decir “ya lo sé, ya lo vi”, no aún.
Sé que tienes que nombrarlo tú,
que si no le pones voz y nombre a eso que crece a tus espaldas
entonces no podrás volar….¡hey!…cállate! tiene que decirlo él: no quieras
hacerle el camino más fácil…ese pequeño momento de incomodidad, ansiedad e incertidumbre ayuda, eso dice tu teoría ¿no?...a callar entonces…otra vez a callar…pero solo por un momento más.

Anda si, cierra los ojos…quizá si lo haces puedas decirlo, quizá si lo haces podemos decirlo juntos, quizá entonces podamos abrirlos y encontrarnos…

Si, te escucho y ya te imagino así, impulsado por el viento suave de la noche, cobijado por su oscuridad, desplegando tus alas... Shhhh! casi lo dices, casi lo digo yo, pero no, no lo has dicho aún y es importante…y no me toca decirlo a mi…entonces callo y te imagino soltando ese abrigo y entregado a la libertad de la noche…también lo hago yo: cuando cae la noche me deshago de este disfraz, suelto las botas y el relleno que en ellas guardo para alargar mis piernas, me quito el maquillaje del cuerpo y también el del rostro, me quito la peluca y mi cabeza grande queda libre, libre de humanidad.
Ahí vamos, cada vez nos decimos un poquito más ¿te empujo? ¿te digo que ya lo vi? ¿rompo mi secreto para invitarte así a romper el tuyo? ¿para que así digas y entonces seamos dos con espacio en esta tierra a pesar de ser quien somos?...espera…guarda silencio y espera, ya va, poco a poco nos decimos un poquito más.

Romper un secreto es comprometerse,
es no poder renunciar más a ser quienes somos juntos.
Enunciar en palabras un secreto es desnudarse, es poner el alma afuera.
Romper el silencio que nos habita, decir lo que nos decimos a medias es correr el riesgo de gustarnos o no gustarnos, pero también es la posibilidad de encontrar un espacio, un lugar para ambos en este mundo...pero toma tiempo, romper y nombrar un secreto toma tiempo.

Va, un poco de historia para lubricar el encuentro hace bien…si, a mi me crecieron los ojos y mis piernas en cambio han sido siempre tan pequeñas, tan diminutas, creo que por eso mis ojos crecieron tanto en este cuerpo tan chiquito, es como si ellos quisiera abarcar lo que mis piernas no alcanzan, lo que mis botas entorpecen, como a ti tu abrigo. Y ahí, desnuda frente al espejo, como tú con tus alas liberadas, no tengo en donde esconderme, es tan evidente, estos mis ojos inmensos en un cuerpo tan pequeño…esta fuerza tan grande sobre unas piernas tan frágiles, este verde tan hondo, tan brillante, siempre oculto detrás del maquillaje color carne.

Me emociona y me da tristeza, me emociona construir con lo que cuentas esas hermosas alas en libertad, desplegadas, sueltas, inmensas, esas que te llevan a cualquier lugar. Me emociona y me duele que tengas que guardarlas, que no inundes el día con ellas, que no sean abrazadas por el sol y admiradas por el mundo. Me emociona y me duele que tengamos que callar…y si, esto lo puedo decir, es tiempo de romper el silencio…

A medida que hablas te veo crecer, veo tu fuerza cuando te confiesas. Veo tus alas que te llevan de techo en techo, que vibran y se adueñan del viento, del mundo y veo mis ojos grandes montados en este pequeño cuerpo verde, tan amorfo, tan marciano. Imagino tus plumas estremecerse y quiero borrar este maquillaje, mostrarte mi color verde, enseñarte como brilla en la noche, y como su brillo lo alcanza todo, todo como mis ojos. Quiero decírtelo todo, contarte que también me siento sola a ratos, que siento que no quepo, que no encajo, que el mundo va a correr cuando me mire, porque creo que no hay muchos más marcianos en esta tierra, o quizá si los hay, quizá se maquillan tanto como yo, quizá se esconden en las botas y los tacones para parecer más altos y que nadie se de cuenta de que su cuerpo es diminuto, como tú con tu abrigo y quizá hay muchas más alas debajo de los abrigos…quizá... pero ¿sabes? ahora no importa si hay más marcianos o ángeles en este mundo, no importa porque estamos juntos y lo dijimos todo y seguimos juntos..y no, no cerramos los ojos: nos vimos, nos desnudamos y estamos comprometidos porque nombramos un secreto juntos, ahora ya no estamos solos…un ángel y una marciana, unidos por un secreto.

Y entonces toca despedirnos... es la parte dura de mi trabajo: encuentros intensos y despedidas, secretos nombrados y despedidas, almas que se tocan y se acompañan y despedidas. No diré nada, el secreto de confidencialidad me obliga, no diré nada, pero promete tú que no olvidaras nunca.

Marciana
(en respuesta a El ángel de Odile Massé… y a un grupo).