lunes, 26 de enero de 2009

...del encuentro

Pensé en dibujos, 
en imágenes,
pensé en instantes y formas,
pensé en juegos
pensé en blanco y en infinitos.

Pensé en la música
y en la noche.
Pensé en algo creado por estas mis manos que ya no son mías
porque llevan las huellas de miles de manos;
Pensé en mis lentes grabados de rostros, miradas, sentíres.
Pensé en estos que son sus ojos.

Lo pensé tanto
que termine con palabras mudas.
Palabras mudas que intentan nombrar ese espacio tiempo que no es ni tiempo ni espacio y a la par es ambos;
palabras mudas para decir de ese instante en donde las palabras dichas se acaban o re-nacen
porque son siempre palabras nuevas.
Palabras para decir lo que no se puede decir, porque al ser dicho ya ha dejado de ser
ha empezado a ser...palabras para lo que sin definición nos re-define a cada instante.

Cómo nombrar el espacio en el que se acaban todos los nombres, cómo fijar con letras un espacio tiempo de encuentro y desencuentro, de vida que se mueve. Cómo decir de lo que no tiene forma, de lo que se teje en medio de dos almas, de dos mundos que se completan y nunca más serán los de antes. Cómo decir en palabras del espacio tiempo que se mira y dice aún en el silencio. Cómo decir lo que es si "no es", apenas va siendo y ya se desvanece de nuevo. Cómo decir si me faltan ustedes, otros, a quienes digo o intento decir.

Puedo decir en cambio que ahí, cuando tengo el valor o la fortuna de ser consciente de mi estar "ahí", mi estomago se aprieta, mi corazón late rápido, mi cabeza queda en blanco, mi emoción se multiplica. Puedo decir que "ahí" cuando la miopía me regala la oportunidad de mirar y alcanzar a darme cuenta de mi estar "ahí", la vida toda parece nueva.

Puedo decir en cambio, que tiene sentido estar "ahí", abandonarse y dejarse abrazar por la incertidumbre toda y la confianza que toma forma de fe "ahí". Puedo decir que "ahí" la vida nace y crece, que es "ahí" en donde el movimiento se hace cierto, en donde las palabras toman vida, en donde el silencio hace ruido. Puedo decir que "ahí" y sólo "ahí" es que
empezamos a existir.

Y sin embargo tampoco basta porque faltan sus letras, su mirada, su silencio, su estar "ahí" aquí, conmigo. Los invito entonces a romper estás letras, este texto, para hacer de él uno y dos y miles de textos. Los invito a jugar con estas mis palabras  mudas y a hacer de ellas palabras nuevas: las nuestras. Los invito a romperse conmigo y a volvernos a armar juntos, a ser texto juntos, uno que sin importar lo que diga o no diga, sea nuestro texto.

Y es que falta tanto hoy de eso, tantos textos que no sean míos o tuyos, que sean nuestros. Y es que falta tanto el juntos, el nuestro...es tan urgente ya el nosotros.

lunes, 19 de enero de 2009

Cantando


Sigo cantando... sigo cantando alto aunque me quiten mi canción, está que es tu canción. Sigo cantando porque me sigue haciendo falta, porque necesito cantarte papá, porque tu apellido me falta, porque el otro parece que cada vez me toca menos, porque a mamá y a mi parece que nos lo está robando la vida, porque me queda y me aferro al tuyo...
 porque me faltas tanto tu...  y tú papá, no estás. Me llamas, te busco... no estás.

miércoles, 14 de enero de 2009

FABULOSOS CADILLACS - BASTA DE LLAMARME ASI -

Hay noches en las que me encuentro contigo y me da por llorar, noches en las que me encuentro en sueños con tus ojos y siento el calor de tu mano gordita, húmeda siempre (como la mía) abrazando suavemente mi mejilla, y entonces me da por llorar. Hoy hace 5 años, un mes y sólo algunos días dejaste de estar y me toco decir adiós, aceptar que te ibas con todo y tus miedos, con todo y tu risa, tu rostro rojito, tu mirada amorosa y tus manos gorditas. Como estás presente algunos días papá, como te pienso, cuanto te sueño... cuanto te extraño en ciertos días de ciertas noches, de ciertos años papá...y entonces me da por llorar, me da por cantar.

martes, 6 de enero de 2009

CONTRASTES

Tuve muchos días, suficientes como para salir del impacto y seguir en el impacto. Buenos Aires sabe a viejo, sabe a nuevo, a contrastes. Buenos Aires sabe a vida que en un instante (el mismo) nace y ya se acaba. Buenos Aires sabe si, a pasado nuevo, a lucha, a cancha, a ruido y a voces que lloran, que callan y se cantan, a historias que en cada esquina se esconden y se bailan. Sabe a Mate, a vino... y a noches largas que no se acaban. Buenos Aires sabe, si, a contrastes.

jueves, 1 de enero de 2009

DEL AÑO VIEJO Y DEL QUE EMPIEZA A SER...


Se fue un año y de la manita, como siempre, llegó el nuevo, el que no sabemos, el que ya se escribe y aún no devela sus letras, el que se dibuja con formas de mañana. Llego y me tomo dos veces por sorpresa trepada en un avión, dos veces por eso del tiempo que es una cosa rara, un poco absurda pienso a ratos, un poco cierta. El año viejo (se acaba de ir y ya es viejo, por eso digo del tiempo que es extraño) me dejo de todo, pero al final resultó de los que nos marcan, de los que no se olvidan, de los que nos crecen, nos obligan a ser y a hacer, a plantarnos de cara a la vida y echar a andar, a dejar de lado las cobardías. Hubo miedo, dolor hondo, coraje, amor, crecimiento, abundancia, carencia, accidentes, sin sentidos, muerte, nacimientos, amigos, decisiones, pérdidas, fiestas, intimidad, re-encuentros y desencuentros, confusión y certezas...pero sobre todo, el año viejo me hizo grande, si, creo que a eso se resume este tiempo que se fue, y cuando digo grande no me refiero a los años (que al final no son tantos) ni a la estatura (definitivamente no crecí ni un centímetro y empiezo a perder la esperanza) sino a una sensación nueva, como de mayor certeza de ser quien soy, si, como si de pronto mi nombre tuviera forma, mi forma. Me hice grande porque me hice yo, con todo lo terrible y lo maravilloso que es ser quien soy. Me hice grande porque deje de pelear conmigo o contra mi y acepte ser la que soy. No hay entonces propósitos para el año que es nuevo porque dicen que empieza hoy. No comí uvas, no brinde, no cene con amigos ni familia... en cambio volé (como nunca había volado, sin duda fue un vuelo diferente) de un país a otro, de un mundo a otro, de un año a otro, volé al lado de ese con quien hago la vida,  y volando (extraviada en el tiempo) sentí por primera vez una confianza y una entrega absoluta a lo que sea que este año traiga para mi. Tomo entonces lo que con la vida venga... hoy no quiero pedir, no quiero planear, no quiero hacer propósitos, no quiero más que empezar a vivir intensamente lo que cada día toque vivir y acompañar en este andar a los que amo, a los que me dan sentido, a los que me han acompañado a re-encontrarme con mi nombre.